No sé por dónde empezar, así que empiezo aquí.
Después de tanto silencio, tantas cosas pasaron.
Desde el 2022, se borraron más que solo entradas: se borraron años.
Historias. Sentimientos. Versiones de mí misma que ya no puedo tocar, pero que siguen dentro.
Durante mucho tiempo pensé que no tenía sentido volver.
Que nadie tiene tiempo. Que todo es rápido.
Que escribir es como gritarle al mar y esperar que el eco regrese.
Pero hoy entendí algo.
Yo no escribo para que todos me lean.
Escribo para escucharme.
Para encontrarme cuando me pierdo.
Para abrazar lo que soy, aunque duela, aunque cambie, aunque no tenga likes.
Volver a este blog es un acto íntimo, casi rebelde.
Y si estás aquí leyendo esto… gracias.
Gracias por darme unos minutos de tu tiempo en un mundo que corre.
No prometo constancia, ni fórmulas.
Solo humanidad.
Lo que sé hacer. Lo que soy.
Yo, escribiendo desde donde puedo, como puedo, porque ya no quiero callarme lo que siento.
Amelia ha vuelto.
Y esta lámpara sigue encendida.
Con amor,
Andrea 🦋
Leave a Reply