Esta nueva vida en Rotterdam nos ha traído nuevas personas, el nuevo ambiente en el que estamos nos ha llevado a ir formando poco a poco lazos sociales con quienes tenemos cerca. Ello no es ajeno a Amelia, quien siempre sonríe al ver a alguien, así sea un total desconocido de la calle. Desde el auto o en el ascensor, saluda con su manito y con una sonrisa, estoy segura, alegra el día de quien pudiera ser el que se la saca. Muchas veces me preguntaron su nombre y yo se lo respondía, pero en una de esas picaras sonrisas y encuentros casuales, me dijeron: Amelia, como Amelia Earhart, la aviadora. Yo respondí que sí. A decir verdad, cuando pensamos en ese nombre para ella solo tomamos el factor “tradición familiar”, más no pensamos en alguna otra casualidad. Con solo mi conocimiento escolar respecto a este personaje, empecé a googlear parte de su historia y me quedé fascinada. Me gustó mucho saber que mi hija llevaba el mismo nombre de una mujer tan importante.
Siempre escuché que Europa era un lugar perfecto para viajar. Las distancias son cortas, los países están a muy pocas horas de distancia, el transporte es de calidad (seguro) y no es muy caro poder conocer este “otro” mundo. Y últimamente, hemos estado viajando mucho.
La historia, que ya la saben, empieza en mi embarazo y sacando cuentas, Amelia ha viajado 8 veces en avión!!! Y no distancias cortas, sino que viajes de 12h 30, sin incluir el trayecto desde Ámsterdam hasta Enschede. No hay duda de que esta niña, a sus casi 10 meses (sí, el tiempo pasa y pasa muy rápido) es toda una viajera experta. Esto me ha hecho desarrollar una habilidad magna para pasar por counter, migraciones y mantener sola la calma por 12h 30. En realidad, con Amelia es sencillo estar en un avión, una manta, su juguete favorito y sus mamaderas son suficientes para mantenerla tranquila las pocas horas que se pasa despierta, porque duerme casi todo el vuelo. Sí existe dificultad en el tema de pasar las revisiones en el aeropuerto, porque se aburre de estar sentada en el coche y también cuando debo entregar el coche, porque normalmente nadie sabe cómo cerrar el coche que tenemos, pero con paciencia he podido superar todo esto y tener un no tan estresante viaje. Trato de disfrutar al máximo cada viaje que hago, porque una de mis actividades favoritas es viajar.
Desde chiquitita conocí lo que era viajar. Mis padres me hicieron amante de esta actividad, que el día de hoy transmito a mi hija y con gran suerte puedo disfrutar en familia.
Es así, que me di cuenta, de que en “Amelia y su lámpara”, también podía compartir mis experiencias en estos viajes, no solo como destino turístico, sino también como culinario, claro, sin dejar de lado mis historias, porque si hay otro pecado mortal para mí, es la comida. Para muchos, un gran defecto, para otros, un talento, una perdición e incluso pasión. Para mí, uno de los placeres más deliciosos de esta vida.
Disculpen si me fui un poco por las ramas, pero todo lo que les mencioné tiene una ilación, al menos en mi lógica, porque que me mencionaran a Amelia Earhart me hizo buscar su historia, lo que me llevó a pensar en viajes, lo que me hizo darme cuenta de que he viajado bastante y de que es algo que me encanta hacer y compartir, durante mucho tiempo en familia y ahora con ustedes. Y con ustedes, el nuevo segmento de los martes… ¡Los viajes de Amelia!
¡Sígueme en mis redes sociales!
Facebook: Amelia y su lámpara
Instagram: @AmeliaYsuLampara
Twitter: @Andrea_c13