Hoy, desde el rico calor limeño en Punta Hermosa, aprovecho la oportunidad para escribir mi último post del año. Esta vez no quiero hablarles sobre moda plus, ni contarles mis aventuras como mamá. En esta oportunidad me gustaría agradecerle a la vida por haberme dado un excelente año. Mi consigna fue hacer el bien y mantenerme firme en mis posturas y convicciones, claro que fallé, pero el aprender de eso me sirvió mucho más que no haberme equivocado. Este año empezó con mucho, primero con una vuelta a Holanda, tras unos duros 6 meses en Lima, para luego hacer toda una movida a Rotterdam, donde pase casi todo este año y donde me encuentro muy feliz. En este nuevo hogar han ocurrido cosas muy buenas, la primera de ellas, mantener firme la unión familiar, pese a adversidades. Este año nos ocurrió de todo, pero mi soporte y motor siempre fue mi familia.
Personalmente, hubo un renacer en mí, el cual me hizo proyectar mucho más y poder sentirme exitosa, algo que no había sentido durante el 2015… me acepté tal y como soy y a partir de ello, pude construir mi mejor modelo, como saben, no sólo en el mundo plus size como blogger y modelo, sino como estudiante universitaria. De hecho, retomar mis estudios fue lo más difícil, en mi situación. Hubo mucha gente que me apoyo en todo lo de este año, así como también decepciones, de las que sin embargo, aprendí a no guardar rencor, si a ellos no les importó hacerme daño, a mí no me debe importar mantener ese veneno en el alma por ellos, aprendí a perdonar.
Para terminar, me gustaría contarles algo muy curioso que hizo de este año el mejor. Tuve un sueño a fines del año pasado con un señor viejito de ojos celeste que me miraba y me decía que todo iba a mejorar, que este sería mi año y, a pesar de las dificultades, le creí en todo momento.
Con mucha energía y ganas de trabajar, despido este 2016 y recibo el 2017, prometo seguir siendo feliz pase lo que pase.
Les agradezco el compartir este año conmigo y les envío mis absolutos mejores deseos.
Un beso y muy fuerte abrazo,
Andrea