Así como cuando tu casa está hecha un desastre y no sabes por dónde empezar a ordenar, así mismo me siento ahora. Lo bueno de todo esto es que es un nuevo comienzo y los comienzos siempre están cargados de emoción y expectativa, dos elementos que he extrañado mucho durante este año.
Y de repente, sabes que es hora de empezar algo extraordinario y confiar en la magia de los nuevos comienzos.

Almendro en flor.
Quisiera poder darles una explicación sólida de por qué dejé el blog y los videos, pero son tantos momentos que he disfrutado por no “sentir la obligación” de hacer algo que solía gustarme tanto, que conllevaría a una explicación infinita. Y es que en cierto punto, hasta poner una foto en Instagram me parecía obligación y era más la molestia que el placer de poder compartir algo. Entendí que algo no andaba bien. Me empecé a cargar de esas emociones negativas de una responsabilidad que se supone era un hobby esporádico que me encantaba y decidí ponerle un punto hasta poder reflexionar y darme cuenta de si quería tomarlo como un hobby o simplemente dejarlo.
Por un lado estaban las molestias de postear, tomar tiempo de mi vida como mamá y esposa para tener que postear y que eso me ponga de malhumor, pero por el otro estaban la cantidad de mensajes positivos que recibía por parte de mis lectores, sensación incomparable.
Decidí tomarme este año y cómo cambio mi perspectiva… realmente un tiempo lejos hizo que valore las sensaciones positivas que me daba escribir…
Dentro de este año he aprendido tanto, entre pérdidas y ganancias, puedo decir que fue un buen año, la pasé bien. Pero siempre extrañé esto… que mis ideas afloren cual conversación espontánea. ¿Que si toooodo estuvo bien? No, no todo ha estado bien. Tendría una fila de decepciones, de problemas médicos y emocionales, pero los puedo resumir en aprendizaje y en nuevos comienzos, como este; estas experiencias me han llevado a tomar esta decisión de volver.

Aquí quiero incluir un detalle del que mucha gente siempre me preguntó y creo que no supe responder muy claramente:
Amelia y su lámpara nació en una etapa taciturna de mi vida personal y fue para mí una terapia efectiva para darme cuenta de que escribir mis historias y compartirlas me hace útil para algo más que lo cotidiano. Amelia soy yo, una chica de 26 años que quedó embarazada a los 21 y tuvo que dejar la universidad. Una chica con un carácter de mierda, muy jodida pero que siempre va para adelante. Una señora sin roche de que le digan señora, que es ama de casa y ya no se lamenta no haber terminado la universidad. Una persona que aveces es muy espabilada, que mucha gente ha “agarrado de tonta” pero que sabe que actuar de buena fe es lo que vale, que aprende de las cachetadas de los demás y no deja de tener buen corazón, pese a que mente la madre cuando maneja y diga lisuras hasta en la mesa. Mi lámpara es este blog, es el escribir lo que me prende el foco, lo que me ilumina cuando, como hoy, no sé ni cómo empezar. Amelia y su lámpara es esa mamá joven, sola a las 3 de la mañana cantando una canción de cuna bajo la tenue luz de una lámpara verde agua, para que su bebé de 4 meses vuelva a dormir. Esas son mis explicaciones, pues esta es parte de mi esencia.
Esa soy yo y he vuelto, más grande, sin títulos, sin agregados. Solo yo, ¡he vuelto!
